sábado, 19 de diciembre de 2009

“Sombras contra el muro”:

avatares anarco-libertarios en torno a una novela de Manuel Rojas.



EN EL HOSPITAL



Al bohemio argentino Manuel Rojas

A ti que sabes de la Vida, de la Belleza, que son la Verdad, y que el Arte plástico expresa genésicamente cuando un “yo” lo comprende.


En el escueto hospital yace la joven

Desgreñado el cabello… ya agoniza

Y su mirada lánguida se pierde

en algo ignoto que ve su pupila.

A su lado un aliento leve…leve

es el hijo querido que dormita

y en el sueño infantil de la inocencia

vaga en los labios la sutil sonrisa.

En el rostro del niño suavemente

se agita el soplo de una raudal de vida,

y en la frente arrugada de la madre

ha tendido la muerte su ala fría.

La sociedad en su tremendo enojo

a la madre infeliz ruda castiga…

y el fruto de un idilio fracasado

viene a ser responsable de sus iras.

¡Pobre mujer! Ha cometido un crimen

Porque su cuna no es de estirpe altiva…

¡Hijo infeliz! Es un esputo infame

Y para él será la suerte esquiva…

¿Por qué desde la cuna hay un destino?,

¿Cuál es la solución del cruel enigma?

Ella: irá a la tumba del olvido;

Él: será un infeliz toda la vida.

Para ella la vida ha sido triste

y el adiós será solo una sonrisa;

y a él la vida se abre toda incierta

y quizás morirá como un suicida…

¿Por qué la cuna nos dice la suerte?

¿por qué la suerte impera sin medida?

¿por qué desde la cuna hay diferencia?

¿por qué desde la cuna hay injusticia?

Habla el poeta y en su canto dice:

“¡Porque la Humanidad es corrompida!”

Grita el obrero dolorido y dice:

“¡Cuidad los grandes, oh, la dinamita…!”

Gime el esclavo de las urbes, dice:

“¡Cese la explotación que es plaga inicua!”

y de su trono Dios dice a los hombres:

“! Que para todos sea igual la vida...!”




Esta introducción lírica es una suerte de homenaje al amigo de Manuel Rojas que lo incentivó y motivó a entregar gran parte de su vida a las letras, este era José Domingo Gómez Rojas, el poeta “cohete” lo apodaron sus camaradas anarquistas del Centro de Estudios Sociales Francisco Ferrer. Daniel, lo llama Aniceto Hevia en la novela que comentaremos aquí, debido al pseudónimo que Gómez utilizaba al escribir sus poemas. Daniel, quien dedicó el citado poema escrito a los 16 años, tenía la buena o mala costumbre de aconsejar a sus amigos dedicarse a desarrollar las artes, aunque estos no tuvieran ninguna capacidad extraordinaria para ello, es decir, todos eran según él, potenciales artistas, todos tenía dedos para el piano, sin estos consejos, probablemente, este texto no existiría.


José Domingo Gómez Rojas o simplemente Daniel Vásquez, destacado personaje de la novela, fue un joven libertario, al igual que la mayoría de los amigos de Manuel Rojas o Aniceto Hevia, murió misteriosamente de “Locura” a los 24 años en la Casa de Orates, después de haber sido brutalmente torturado en la Cárcel Pública por agentes del estado, simplemente por participar en la primera convención organizado por la Federación de estudiantes de la universidad de Chile. Su destino funesto, lo convirtió en un mártir como a Salvador Allende o Víctor Jara, pero ser mártir es algo que no hoy en día no convence a nadie.

Actualmente, en días de pragmatismo esclavizante, diciplinamiento funcional, especialización profesional burocrática, alienación exacerbada, enajenación agradable y frustrante, diversidad administrada, estrés naturalizado, neurosis, ansiedad y angustia colectiva, farmacodependencia depresiva, inercia política, intelectual y académica, egoísmo y egocentrismo galopante, múltiple evasión consumista, indiferencia, abulia, apatía, insensibilidad y frialdad, ahora que en Chile a la dictadura se le llama democracia, se hace necesario volver leer a Manuel Rojas.


La novela “Sombras contra el muro”, nos recuerda que somos libres o que al menos debiéremos serlo, que la libertad no es ni debe ser una estatua, inmóvil, pretenciosa, hipócrita, sino la vibrante, inquieta y perspicaz encarnación de un avatar, capaz de evolucionar, aprender y crear cultura crítica y emancipadora, más allá de lo impuesto por estructuras jerárquicas fijas y anquilosadas.


La novela de formación, aprendizaje, educación, iniciación o crecimiento, la Bildungsroman o Zeitroman como la llamaron los alemanes (Goethe, Thomas Mann, Herman Hesse, etc.), la picaresca española, la novela inglesa realista psicológica y de aventuras , escocesa, irlandesa y francesa (Dickens, Lawrence, Carlyle, Joyce ,Flaubert, Stendhal), son algunas las principales formas o modelos que elige Rojas para narrar la evolución espiritual o psicológica de un adolescente que se transforma en adulto, este joven personaje es su alterego Aniceto Hevia. Dicha evolución, se caracteriza por el hambre y la insaciable disconformidad del protagonista por ejercer los más diversas ocupaciones u oficios entre los cuales podemos enumerar solo algunos, entre ellos están: pintor de brocha gorda, electricista, apuntador de teatro, peón en la cordillera, vendimiador, artista circense, obrero en la construcción del ferrocarril trasandino, estibador, aprendiz de sastre, linotipista, redactor de revistas, profesor universitario, etc. (la lista parece interminable).


Las vicisitudes de Aniceto, desarrolladas en una tetralogía novelística, constituida sucesivamente por: Hijo de ladrón (1951), Mejor que el Vino (1958), Sombras contra el muro (1964), La oscura vida radiante (1971), no se presentan orden cronológico, por el contrario, el tiempo se presenta oblicuo, fragmentario y disperso, diseminado a través de flashback, corrientes de conciencia, monólogos interiores, pausas disgresivas, bruscos giros y cambios de perspectivas. Dichos rasgos enumerados, son propios de una vanguardia narrativa aún no reconocida de manera oficial y unánime por parte la crítica literaria nacional, lo que resulta ser un fenómeno digno de ser investigado a fondo.


La búsqueda existencial del héroe en cuestión, posee marcados rasgos existencialistas, entre ellos: la soledad, la actitud silenciosa y taciturna, la introspección e introversión, el continuo autoanálisis y la duda de sus supuestas certezas, la sospecha de la inautenticidad y absurdo del ser, el subjetivismo metafísico y la exaltación de la libertad como el valor central en el ser humano.


Sin duda, el anarquismo, es el tema fundamental de Sombras contra el Muro, sin embargo, la complejidad e incertidumbre se manifiesta en las múltiples formas en la que éste se presenta, al ser la exacerbación de la libertad el rasgo central de esta ideología, la diversidad de tipos de libertarios ácratas resulta ser prácticamente inabarcable, es decir, cada uno de los personajes comprende y vive el anarquía a su modo particular. La interpretación de la “Idea” se vuelve tan variada y heterogénea, que el establecimiento de categorías o tipologías se vuelve un tanto absurdo.


Describir, explicar, analizar, discutir y criticar el anarquismo es asunto para construir un tratado, pero no por ello abandonaremos todo tipo de comentario, dentro de lo posible, en este espacio textual, cabe decir que Manuel Rojas escribe autobiográficamente, al igual muchos otros autores (quizá la mayoría), y su estrecha relación con el anarquismo está probada empíricamente. En diversas entrevistas el autor declara que su vinculación e identificación con los ideales anarco-libertarios se manifestaron fuertemente durante casi toda su vida, inclusive sus amistades más cercanas lo confirman en sus biografías, entre ellos su gran amigo el anarquista y premio nacional de literatura José Santos González Vera.


La relación entre Literatura y Vida en Rojas es de fusión, en su obra estos conceptos no son antagónicos, la ficción no solo es alimentada por la imaginación del autor, sino nutrida principalmente por las vivencias de éste, lo que no significa que todo lo narrado haya ocurrido concretamente tal como aparece descrito en sus libros. El mismo recuerda en una entrevista que sus amigos le decían: “No le cuentes nada a Manuel porque enseguida hace un cuento”.


Las descripciones del anarquismo en la novela son abundantes, a continuación recuerdo y cito solo las más claras y específicas:

"Aniceto tiene del anarquismo una idea casi poética: es un ideal, algo que uno quisiera que sucediese o existiera, un mundo en que todo fuese de todos, en que no existiese propiedad privada de la tierra ni de los bienes; por eso lo primero que hay que hacer cuando llegue la revolución es quemar el Registro de Bienes Raíces; en que el amor sea libre, no limitado por leyes; sin ejercito porque no habrá guerras, destruyendo la propiedad se acaba las guerras; sin iglesias porque el amor entre los seres humanos habrá ya efectivamente nacido y todos seremos uno. Algo más también pero esto es lo esencial. Sobre cómo realizar eso no tiene ni la menor idea ni se preocupa de ello; ha oído hablar de la huelga general, la gran huelga general revolucionaria y hay que organizar sindicatos y crear escuelas que impartan una enseñanza científica y moral, en forma tal que el bien y el amor resulten ser el fin de toda aspiración humana; hay algo de griego y algo de romántico en todo eso, también algo de cristiano, de amor al prójimo, pero sin cielo, en la tierra; hay un poderoso mundo real que está en contra y además se necesita mucho dinero, hay que publicar periódicos, manifiestos, dar conferencias, recorrer el país, agitar y ¿de dónde sacar la plata? los trabajadores no pueden dar tanto y entonces algunos se han preguntado: ¿por qué no robar?, el burgués, el industrial, , el comerciante roban al pueblo, robémosles, es cierto que lo hacen de un modo legal, han legalizado su robo y su explotación y si uno se lanza a robar y a expropiar lo meterán a la cárcel y hasta lo matarán, pero es cuestión de decidirse, ¿le gusta?, échele para adelante, ¿no le gusta?, quédese en su casa y haga lo que pueda.”

“Inaugurar policlínicos, poner bombas, échele para adelante. Unos miran y saben donde empujan, a otros no les importa para donde sea, con tal de empujar, mientras uno empuje está vivo"

"El deseo de libertad y tal vez amor que sale de la soledad del corazón humano, por enfermo que esté y a veces por eso mismo, y eso será lo que busca y eso o algo como eso debe de ser también el anarquismo. Yo lo siento pero no puedo decirlo bien"

“Guillermo se encontró cara a cara con el anarquismo, el ideal y el sueño de los hombres libres, sin gobierno, sin ejercito, sin religión, sin policía, el apoyo mutuo, la conquista del pan, así hablaba Zaratustra, la sociedad futura, oh hermano, antes que esclavo prefiere morir, ¿de dónde venían esa voces, quién había escrito o pronunciado primero esas palabras, creado esos sueños?; salían de todas partes, de todas las ciudades rusas y alemanas, italianas y francesas, inglesas y españolas; cruzaban los continentes llevadas por humildes hombres, atravesaban los mares, enseñaban, ¿qué enseñaban?, muchos eran tipógrafos o profesores o carpinteros ¿por qué no?, sí, ¿por qué no?, el ser humano el hombre, la mujer, el niño, ni más arriba ni más abajo, iguales siempre, el primero entre sus iguales, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo llegar a ello?, no hay más que un medio: la revolución, sí, la Revolución, la huelga general, la Grande, Abolición de la propiedad, socialización de los medios de producción, el amor libre, el libre acuerdo, parecía un sueño, tal vez o seguramente era un sueño, pero quién sabe si alguna vez todo fue un sueño y todo fue, no obstante realizado, o se realizará, ¿quién soñó con la rueda, quién con la luz eléctrica, quién con el teléfono?...”

Estas extensas citas, expresan detalladamente gran parte de lo que podemos leer a través de diversas situaciones a lo largo de la novela, los anarquistas individualistas, los colectivistas o comunistas, lo violentistas o de acción directa, lo pacifistas o contemplativos, los intelectuales, los intuitivos, etc. Aniceto parece ser un contemplativo e intuitivo, no un teórico ni menos aún un violentista, pese a haber participado en más de alguna acción directa, parece no confiar en ellas. También se encuentran quienes aprovechando el ideal libertario, robaban sin fines revolucionarios, sino solo con un afán desvergonzado, ambicioso y avaro de poseer, sin embargo, se pone de manifiesto que su necia corrupción no es natural sino provocada por el ambiente de injustica en el que se desenvuelven.


La novela pone en cuestión el uso de la violencia revolucionaria para combatir el capitalismo, la legitimidad violencia de masas versus la violencia de pequeños grupos vanguardia ejemplarizadora, la rebelión producto de la ira de los pobres oprimidos desempleados o la organización social de los trabajadores explotados.


Cabe resaltar la ingenuidad e inclusive la inocencia de muchos de sus personajes anarquistas, cuya rebeldía no solo los hace fuertes sino también contradictoriamente frágiles, rasgo muy propio de los adolescentes, cuyo ímpetu y vitalidad pende de ilusiones y sueños revolucionarios prácticamente inalcanzables por su condición de utópicos, por esto se le compara con gran escritor ruso Máximo Gorki autor “Cuentos de rebeldes y vagabundos”, quien luego de apoyar activamente la revolución Rusa fue condenado a muerte por Stalin.


No cabe duda que al anarquismo en la novela de Rojas aún le falta mayor madurez y lucidez, no solo al de Aniceto, también al del resto de los personajes, que se reunían a desarrollar sus ideas en el Centro de Estudios Sociales. Casi al final de la novela se presenta la crítica más dura por parte del narrador a estos personajes, este expresa: “En el Centro de Estudios Sociales, los anarquistas, seguían hablando sin sacar nada en limpio: todo era para el futuro, nada para el presente; la amenazas y las profecías pegaban contra los muros y caían al suelo inocuas…Carecían de método, de control, no se fijaban tema alguno o el tema era inabarcable y lo mismo podían hablar durante tres horas que durante seis. Aniceto sospechó que algunos padecían de algo como una enfermedad… ¿No terminarían nunca de hablar? ¿No llegaría el momento en que pudiesen hace lo que querían? ¿Qué era necesario? ¿Matar, robar, disparar revólveres, pedir perdón? Pero ¿qué hablaba él? Era como los otros. Pensaba cosas imaginaba cosas y de ahí no salía. Se imaginó que un muro muy alto, como el de los lamentos o el de Jericó, se erguía delante de todos ellos, un muro que no se podía penetrar ni subir y ante el cual no hacían más que hablar, gritar llorar y morir; detrás del muro existía una posibilidad de amor, de justicia, de abundancia, de paz, pero miles de individuos, acompañados de sus sirvientes, , estaban en lo alto, y aunque no disfrutaban sino guiñapos de aquella posibilidad, guiñapos que se disputaban con dientes y uñas, impedían que nadie entrara o subiera. Había que buscar y encontrar armas más finas y más poderosas que las palabras y el llanto para subir o penetrar el muro.”

En definitiva, la formación y aprendizaje de Aniceto es un largo camino cuyo ciclo se cierra solo textualmente con la cuarta parte de esta odisea, de la cual aquí se ha comentado solo la tercera. Del movimiento libertario, y su avatares actuales o futuros, creo que la mayoría de los ciudadanos comunes y corrientes conocemos muy poco, nuestros juicios críticos al respecto en general tienden a ser muy irresponsables y carentes de bases sólidas. A mi parecer no basta con saber que Chomsky dejó la lingüística y la gramática para convertirse en anarquista, o que Ernesto Sábato, Milán Kundera y Antonin Artaud abandonaron el autoritarismo burocrático totalitario soviético para abrazar el anarquismo, o que Borges se autodefinía anarquista tal como su padre. No basta con los prejuicios que nos hacemos sobre lo punks, el movimiento okupa, los vagabundos, mendigos o ermitaños. No basta con saber que la guerra fría terminó, que cayó el muro de Berlín, que los malos se rindieron en la Perestroika y estamos en el fin la Historia. No basta con haber visto la película de los anarquistas italianos Saco y Vanzetti condenados injustamente a la silla eléctrica por una conspiración norteamericana. No basta con saber qué plantearon sus teóricos en el siglo XIX, Bakunin, Proudhon, Kropotkin, a través de Wikipedia.


La novela y los avatares expuestos en este escrito se cierran las siguientes sentencias: “Hay que dignificar al Hombre. El hombre solo está jodido, compañero ¿Tú crees que todo se ha arreglado? No, no se ha arreglado nada.”


(por Leo)


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